Entrevista Dra. Guadalupe Cordero González
Recién nacidos prematuros de entre 24, 26 y 32 semanas de gestación que pesan menos de un kilogramo presentan diversas complicaciones que pueden ser: respiratorias, gastrosquisis, hernia diafragmática, malformaciones cardíacas o atresia esofágica, reciben una atención de alta especialidad, salvan su vida y reducen muchas de las posibles secuelas derivadas de su condición gracias al experimentado manejo que se otorga en el Departamento de Cuidados Intensivos Neonatales del Instituto Nacional de Perinatología (INPer).
Esta unidad, a cargo de la doctora Guadalupe Cordero González atiende cada año a un promedio de entre 300 y 350 bebés prematuros que requieren, para sobrevivir, de los cuidados de expertos y de la tecnología de última generación que existe en esta área. Objetivo que se ha ido trabajando pues en 2016 se reporta solo un 12% de mortandad.
Todos los casos de niños prematuros con un peso menor a un kilogramo o incluso, en algunos casos, con un peso de 600 gramos con las patologías asociadas a su condición, son enviados al Departamento de Cuidados Intensivos Neonatales, donde —explica la doctora Cordero González, Jefa de esta área—, se cuenta con 16 camas censables donde dos de ellas se ubican en una área de aislamiento.
Del universo de pacientes que cada año pasan por aquí, 66% lo constituyen recién nacidos prematuros con complicaciones asociadas de tipo respiratorio, por lo que se cuenta con todas las modalidades de ventilación mecánica invasiva, mediante la cual se conecta al bebé a un respirador que consiste en un tubo que se coloca directamente en la tráquea de los pacientes para asistir los pulmones del recién nacido. También, se tiene ventilación sincronizada de alta frecuencia oscilatoria y por volumen, que son las modalidades más avanzadas que hay en el país.
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