ARTICULO

Venga la esperanza

Autor: L. A. José Luis Hernández Tlapala

“Venga la esperanza, venga sola a mí
Lárguese la escarcha, vuele el colibrí
Hínchese la vela, ruja el motor
Que sin esperanza ¿ dónde va el amor?”
Silvio Rodríguez

… Parafraseando a Silvio Rodríguez, trovador cubano, te comparto que cuando niño yo saqué la cuenta de mi edad por el año 2020 sonaba como puerta abierta, a maravillas que silbaba el porvenir… Pero ahora que pasó, pienso que de nuevo tengo que esperar; que las maravillas vendrán algo lentas, porque el mundo tiene aún muy corta edad…

Cuando llegamos a pensar que no hay porvenir, que la vida no tiene sentido y mucho menos los esfuerzos que desplegamos por tratar de seguir adelante. Cuando aparentemente no hay algo más que hacer, la esperanza es la luz en el camino que nos permite encontrar un nuevo rumbo, para levantarnos del suelo y limpiarnos el polvo, como torero caro.

Si reducimos lo vivido desde hace poco más de un año a estadísticas, a números, a contagios y defunciones, por supuesto que la retrospectiva y el porvenir lucen lúgubres. Si en cambio, consideramos la posibilidad que tengo yo de escribir estas líneas y que tú, estimado lector, puedas leerlas y compartirlas, juntos tenemos ante nosotros un panorama que nos permite ver hacia atrás y decir cada uno de nosotros: “Algo estoy haciendo bien, ¡algo estamos haciendo bien…!”.

Miremos al frente con esperanza; tener esperanza es tener un puerto a la vista, y que aunque cambiemos nuestra ruta planeada, la esperanza nos permitirá llegar a nuestra meta. La pandemia vino a cambiarnos costumbres, hábitos, pero pone ante nosotros muchas puertas por abrir, que al cruzarlas nos permiten entrar a mundos maravillosos por descubrir, que por ser diferentes a nuestros planes no tienen que ser malos, sino pueden ser mucho mejores de lo que hubiéramos imaginado.

Esta pandemia con todo lo negativo que ha traído, nos permitió descubrir que podemos estar más cerca que antes de nuestros seres queridos a través de la tecnología. Muchos de nosotros trabajamos desde casa, en tanto que a otros les dio la posibilidad de hacer ejercicio dentro de su hogar. Nos enseñó a viajar virtualmente a lugares que no habíamos imaginado, igual que sacó las dotes artísticas de muchos más. A muchos nos ayudó a fortalecer nuestra fe.

Te invitamos a seguir leyendo en la página 11 de Motu Cordis.

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