Autor: Dr. Ángel Romero Cárdenas
La gente va y viene, caminan por una banqueta extremadamente poblada de la Avenida de los Insurgentes Sur. Los peatones chocan unos con otros, unos con otras… Ya es más del medio día y el hambre empieza a hacer estragos…
De pronto, estratégicamente colocado en la rama de un árbol, cuelga un letrero con caracteres ilegibles y, un poco abajo, la traducción simultánea dice: Empanadas Rusas. La salvación para esta hambre que ya hace hoyo en la boca del estómago.
La nacionalidad de las empanadas poco importa. Seguramente la Organización de las Naciones Unidas las aprueba y los Tratados de Libre Comercio que tiene México con muchos países lo aceptarán. No creo que paguen aranceles de importación. Yo lo que sé: es que Tengo Mucha Hambre.
Viéndolo bien, las Empanadas Rusas tienen muy buen aspecto y el menú es muy variado, al menos así nos lo prometen:
Riquísimas Empanadas Rusas, auténticas Rusas…
De carne molida, de salchicha, de papa,
de champiñones, de pescado con arroz y de manzana.
También las hay de: chicharrón duro y de chicharrón prensado de Estonia, de tinga de res de Letonia, de papa con chorizo ruso de Lituania, de tinga de pollo, de pollo con mole del Caúcaso, de rajas de chile poblano –del Mar Negro– con queso, también las hay de flor de calabaza con queso de las estepas Siberianas, o de atún de Bielorrusia. La especialidad de la casa –es sólo para conocedores–, se trata de la Empanada Bolshoi, manjar delicado, confeccionada con Huitlacoche de Kiev…
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