Autor: Dr. Jorge Gaspar Hernández
Pareciera que ha pasado mucho tiempo desde aquel 11 de abril de este año cuando empezamos a recibir en el Instituto a los primeros pacientes con COVID-19. Es una impresión que quizá se deba a que esta pandemia ha sido peor de lo esperado, ha durado mucho más de lo pronosticado y ha tenido repercusiones sociales y económicas inimaginables.
Ahora, a seis meses, hemos atendido en urgencias a 1421 personas por COVID o su sospecha, y hospitalizado a 406 enfermos graves o críticos con esta nueva enfermedad.
El personal del INC que atiende directamente a los pacientes con COVID-19 es un equipo admirable, integrado por compañeros de laboratorio clínico, gabinetes, enfermería, por médicos residentes, camilleros, afanadores y médicos de base. En total, suman 448 trabajadores. Esta cifra es comparativamente alta para el número de camas COVID, porque implementamos jornadas cortas para enfermería y rotaciones espaciadas para los médicos, con el objetivo de reducir en lo posible la pesada carga de su trabajo.
Es un alivio poder informar que la tasa de contagio de nuestro personal COVID-19 es extraordinariamente baja. Han sido veinticinco personas, lo que representa el 5.6% del personal COVID. Más alivio aún es constatar que no hemos tenido que lamentar ni un solo fallecimiento a consecuencia de COVID en dicho personal. Esto habla de la eficacia de las barreras de protección implementadas, de lo adecuado de nuestro abasto y distribución de equipos de protección personal, de la eficiencia de la vigilancia epidemiológica establecida, pero sobre todo, de la disciplina profesional con la que el personal ha cumplido los protocolos de atención.
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