(Segunda parte)
Autor: L.A. José Luis Hernández Tlapala
Tras el auge que adquirió el diagnóstico y tratamiento de las arritmias con los avances desarrollados por la antigua Escuela Mexicana de Electrocardiología en nuestro país, una nueva etapa consolidó las bases de lo que, hasta la actualidad, representa uno de los mayores logros de la Cardiología mexicana, a partir de la segunda mitad del siglo XX.
En los comienzos del decenio de 1950, se incorporaron al Departamento de Electrocardiografía del instituto, primero como becarios y después como investigadores, los doctores Abdo Bisteni y Gustavo Medrano, quienes fueron actores fundamentales en el desarrollo de la electrocardiografía mexicana como colaboradores y como investigadores independientes. En la segúnda mitad de esa década, Alfredo de Micheli llegó al grupo, procedente de Italia y con estudios previos en Bélgica y Canadá.
En 1952, Sodi Pallares, Medrano, Bisteni y de Micheli fueron los primeros en describir los potenciales de activación en el sistema de conducción del corazón del perro in situ. Un año después, Medrano y sus colaboradores registraron los potenciales de las fibras de Purkinje y en 1961, Sodi Pallares, Medrano de Micheli y Bisteni confirmaron experimentalmente el concepto del endocardio eléctrico con registros endocárdicos y de potenciales de las fibras de Purkinje.
En 1957, Cabrera y Gaxiola comenzaron los estudios vectocardiográficos que dieron lugar a numerosas publicaciones del departamento y culminaron con la publicación de dos libros de Medrano y de Micheli: Electrocardiograma y vectocardiograma en el infarto del miocardio (1971) y Diagnóstico electrocardiográfico en clínica (1992). En 1958, Jesús Alanís describe por primera vez el registro experimental en el perro del potencial del haz de His.
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