Juan Carlos Bravata-Alcántara, Miguel Pérez-Facio, Montserrat Ruiz-Santana, Wendy
Daniela Jauregui-Morales, Gustavo Acosta-Altamirano y Mónica Sierra-Martínez1*
RESUMEN
El parto prematuro (PTB) es aquel definido como el nacimiento antes de la semana 37 de gestación, afecta hasta 15 millones de embarazos cada año y es la principal causa de muerte en bebés menores de cinco años en todo el mundo, por lo que resalta la necesidad urgente de mayor atención internacional en el desarrollo de métodos alternos para el diagnóstico, prevención y manejo. Su etiología es multifactorial, aún no se conoce por completo, en los últimos años se apoya la hipótesis donde el estado microbiano puede influir significativamente en él. Se realizó la búsqueda de artículos provenientes de diferentes regiones del mundo que se enfocaran en la posible relación entre el estado comunitario (CST) del microbioma vaginal y el parto prematuro, teniendo como resultados que Lactobacillus crispatus (CST I) se relacionó con un parto a término sin complicaciones posiblemente debido a que tiene características únicas como una mayor producción de ácido láctico en comparación con otras especies de su género, mientras que Lactobacillus iners (CST III) al igual que la presencia de especies anaerobias (CST IV) lo hizo con un embarazo pretérmino y se cree que están relacionados entre sí, ya que CST III probablemente actúa como un intermediario para pasar a CTS IV. Se necesitan más estudios para comprender la compleja interacción entre el tipo de estado comunitario vaginal y el huésped.
Palabras clave: microbiota cervicovaginal, microbioma, parto prematuro espontáneo, microbioma vaginal
INTRODUCCIÓN
El parto prematuro (PTB) es definido como el nacimiento antes de la semana 37 de gestación y afecta hasta 15 millones de embarazos cada año (Green y Arck, 2020), en Estados Unidos, la tasa es alrededor del 9.6%, en Europa y otros países desarrollados oscila entre 5 y 9%, en el sur de Asia y el África subsahariana, las tasas superan 15% (De Freitas et al., 2020), mientras que en nuestro país tan sólo en 2018, representó 7.3% de todos los partos (Chávez et al., 2020), convirtiéndose en la principal causa de muerte en bebés menores de cinco años en todo el mundo (Feehily et al., 2020). Los recién nacidos prematuros requieren de hospitalizaciones prolongadas y tienen un alto riesgo de resultados adversos, que incluyen: dificultad respiratoria, secuelas del desarrollo neurológico, enterocolitis necrotizante, dificultades para alimentarse, ceguera, sordera y hemorragia intraventricular, por lo tanto, sus necesidades de salud pueden ser extensas, de por vida, tanto para la familia como para la sociedad en su conjunto, lo que constituye un importante problema de salud pública (Glover y Manuck, 2018) en Estados Unidos, la carga económica a través de los costos de atención médica relacionados con la prematuridad se estima en $26 mil millones (Feehily et al., 2020) y en México está reportado que más de 40% de los niños menores de cinco de años tienen ceguera secundaria a retinopatía del parto prematuro (Bear Méndez, 2021).
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