Autora: Lic. Claudia María Ruiz Rabasa
Los encuentros con pacientes tienen por fundamento hacer que cada persona frente a la enfermedad, la cual se ha transformado en un obstáculo para el desarrollo normal de su vida, pueda recuperar su equilibrio, su capacidad de decisión y realizar los cambios de conducta necesarios para lograr que cada paciente se ponga de pie, transformarse en protagonista de su propia historia y así hacer eje en la vida.
Uno de los principales objetivos que se persigue con estos encuentros de pacientes y familiares es que cada uno sea un verdadero motor de esperanza, para que en su entorno tenga una mejor calidad de vida. Por lo tanto, un paciente comprometido y activo se transforma en un “espejo de vida” para otros. Además, su familia se convierte en un pilar básico, forma parte de un elemento terapéutico esencial para el cuidado del paciente.
Los pacientes y los cuidadores (esposo, esposa, hijo, hija, hermano, hermana, etcétera) pueden recibir una cantidad abrumadora de información. Hay mucho que pensar: en los cambios en el estilo de vida que podrían tener que hacer, qué tratamiento, de acuerdo con la indicación médica, se adapta mejor a las necesidades del paciente y las nuevas rutinas. Al igual que los pacientes, los cuidadores no eligieron este papel, de repente se encuentran con nuevas responsabilidades y preocupaciones. Incluso puede ocasionar pérdidas para ambos: del empleo, de la identidad y, sobre todo, los nuevos roles familiares.
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