Autora: Mtra. Lucía Ríos Núñez
Subdirectora de Planeación
Una vez que tenemos un plan en el cual se plasmaron actividades, tiempos y se organizó al personal responsable de cada una de ellas, es necesario dirigir la acción comunicando de manera clara y oportuna lo que se quiere y por qué se requiere alcanzar.
El rumbo debe ser trazado y marcado con liderazgo, ¿cuál?, el que mejor permita al equipo no perder el norte y alcanzar las metas, por ello podrá ser basado en contingencias, a veces autocrático o participativo.
De la mano del liderazgo, es necesario mantener el apego a la normatividad en todo momento, así como el compromiso del equipo; la congruencia y respeto del líder es vital para ello –si el líder trabaja, el equipo trabaja–, sin embargo, los integrantes del equipo deben corresponder en la misma medida atendiendo las indicaciones del líder y respetando el trabajo del resto del grupo. Un punto importante es mantener la flexibilidad en la conducción y la acción, tener una mente abierta al cambio de parte de todos, ya que siempre habrá algo que aprender, considerando que el entorno es cambiante y dinámico, por lo que ello será la clave para el desarrollo y el crecimiento del equipo y la consecución del plan o proyecto.
Te invitamos a continuar con la lectura en la página 10 de Motu Cordis.