Autores: Dra. Catherine Abigail Márquez Ramírez, Dra. Fernanda Zamora Cortina y
Dr. Jorge Rafael Gómez Flores
Síncope, es el término médico que utilizamos para decir “desmayo”, o como se dice coloquialmente: “el patatús”, sin embargo, el síncope del que hablaremos en estas líneas tiene algunas características específicas. Se trata de un evento en el que se pierde por completo el estado de conciencia, así como el tono muscular, es decir, un desvanecimiento del cuerpo; suele durar desde algunos segundos hasta 3 minutos aproximadamente y se tiene una recuperación completa espontánea inmediata.
Se ha documentado que hasta 50% de las personas presentaremos al menos un episodio de síncope en algún momento de la vida, sin embargo, para algunas personas esto es más frecuente de lo que se considera normal, habiendo casos en que se encuentran muy limitados para realizar sus actividades cotidianas, ya que el riesgo está principalmente en la caída, el golpe y la situación a la que son expuestos, al poder sucederles mientras conducen, en el trabajo o la vía pública, sólo por mencionar algunos ejemplos.
Los eventos de síncope son un motivo de consulta común en el Servicio de Urgencias, siendo un 3-5% de todas las visitas de los cuales 40% son hospitalizados. Es más común en mujeres jóvenes entre 15 a 45 años, con mayor incidencia en pacientes con enfermedades cardiovasculares asociadas. Se confunde frecuentemente el diagnóstico con mareo, vértigo o ansiedad, ya que no se conoce el padecimiento llamado “síncope neuralmente mediado” también conocido como síncope vasovagal o intolerancia ortostática u otros nombres dados a esta disautonomía. Además, porque no se comprende por completo cómo es que se produce y tampoco se da un seguimiento correcto al paciente.
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