Autor: Dr. Ángel Romero Cárdenas
Hoy tuve una gran lección. Alrededor de las 5.30 AM, cuando me levanté y bajé a desayunar algo, me impresionó la gran luminosidad de la todavía oscura madrugada. La luz llegaba por todos lados e inundaba todo…
Por un ventanal, pude identificar a la luna llena escondiéndose coquetamente entre muchas nubes, pero dejándose ver lo suficientemente bien, como para llamar la atención… ¿Te acuerdas que “se pinta la boquita, para verse más bonita?… Platicamos de ti y le dije que te amo… Muy cerca de ella –de la Luna–, brillaba en forma muy intensa una luz roja que de pronto apareció en un hueco que se hizo entre las nubes.
¡Adivinaste! ¡Se trataba de Marte…! Lo vi mejor que cuando se suponía que estaba más cercano. Lo vi… Me vio… Nos vimos…
¡¡¡Ahí es donde estuvo lo sorprendente!!!
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