Autora: Mtra. Sandra Sonalí Olvera Arreola
Directora de Enfermería
Al igual que otros años, el 2020 ha sido asolado por una pandemia, esta vez por el SARS-CoV-2 o Covid-19, que ha provocado más de 50 millones de contagios a nivel mundial, de los cuales México tiene 972, 785 casos confirmados, con 9.8% de muertes.
Las pandemias han estado presentes desde inicios de la humanidad y causado grandes estragos en el terreno social, económico, psicológico e incluso en el político-militar. La historia ha enseñado a través de los siglos, que la forma de propagación de los organismos infecciosos no se ha modificado mucho y existen aún formas similares en cómo se controla su diseminación.
Conocida como Peste Antonina, la viruela fue una terrible afección en el siglo II, factor decisivo para el ocaso del imperio romano, con aproximadamente 5 millones de muertes en Italia, Grecia, Egipto y Asia Menor; fue el propio Galeno quien sobrevivió a ella y pudo describir a la perfección sus síntomas. Esta misma enfermedad, la hueyzahuatl o gran lepra (llamada así porque las lesiones les cubrían todo el cuerpo y la cabeza), fue elemento decisivo para la subyugación de los indígenas de América por parte de los españoles, y coadyuvó para que la población nativa se redujera a 10% aproximadamente. Se dice que fue un hombre africano, Francisco de Eguía, quien ocasionó tal contagio… “Llegó en 1520 en uno de los navíos que trajeron las fuerzas de Pánfilo de Narváez; venía enfermo de viruela, y cuando salió a tierra, fuelas pegando a los indios de pueblo en pueblo, y cundió de tal suerte esta pestilencia, que no dejó rincón sano en la Nueva España”.
Otra de las grandes epidemias fue la peste bubónica o de Justiniano causada por la bacteria Yersinia pestis y transmitida por las pulgas de las ratas negras, acabó con 25 millones de personas en Europa y la zona del Mediterráneo y también produjo la decadencia del Imperio Bizantino. En el siglo XIV asoló a Europa, duplicando la cifra de mortalidad y volvió a azotar en el siglo XVII.
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