Autora: Dra. Ma. Esther Rubio Ruiz
Departamento de Fisiología
Desde hace varios años se ha destacado la importancia de llevar una dieta adecuada para mantener una buena salud cardiovascular; sin embargo, poco se conoce acerca del papel que desempeñan los microorganismos que habitan en nuestro intestino, comúnmente llamados microbiota intestinal. Ésta es una población compuesta por diferentes clases de microorganismos como: bacterias, algas, protozoarios, hongos y virus. Estos organismos establecen una estrecha relación entre ellos y con nuestro cuerpo, de tal forma que todos obtienen un beneficio. Dentro de la comunidad bacteriana benéfica que habita en el intestino, se encuentran las bacterias del tipo Firmicutes y Bacteroidetes, las cuales constituyen 90% de dicha población (Fan y Pedersen, 2020).
La microbiota se ha adaptado tan bien al ambiente intestinal que participa de manera importante en diferentes funciones que llevamos a cabo de forma cotidiana como: digestión de alimentos, síntesis de vitamina B y de algunos tipos específicos de ácidos grasos; también participa en la regulación del sistema de defensa (inmunológico), así como en la regulación de algunas funciones del sistema nervioso y hormonal. Debido al vínculo que une a la microbiota con nuestro cuerpo, algunos autores han postulado que este grupo de microorganismos intestinales podría comportarse como un órgano más (Evans y cols., 2013). Se sabe bien que factores externos como la dieta, el estrés, el consumo de alcohol y cigarro, así como el uso de antibióticos pueden causar cambios en el ambiente intestinal que afectan directamente la composición y función de la microflora.
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