De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) alrededor de 15 millones de bebés nacen antes de tiempo cada año, lo que significa 1 de cada 10. Muchos de estos recién nacidos pueden enfrentar discapacidades de por vida, debido a la inmadurez de sus órganos al nacer.
Desde el año 2009 se conmemora el Día Mundial del Niño Prematuro, el objetivo es tratar de prevenir pero también de ayudar a los niños y sus familias para que puedan superar con éxito esta circunstancia.
Entre más prematuro sea el bebé, mayor es el riesgo que enfrenta, pues nace con una inmadurez orgánica generalizada, lo que quiere decir que su corazón, cerebro, ojos, oídos, pulmón, riñón, intestino tienen que llevar un proceso de adaptación para ajustarse a la vida extrauterina y que sus órganos tengan la madurez para esta transición.
De acuerdo a la semana de gestación en la que el bebé se adelanta se cataloga en:
Moderado tardío: Es el bebé prematuro con menos probabilidad de morir o sufrir patologías graves, se considera que casi está dentro del período de nacimiento, ya que nace entre la semana 32 y 37 de la gestación. Al nacer, quizás solo necesite un tiempo en la incubadora para terminar de respirar de forma adecuada.
Muy prematuro: Nace entre la semana 28 y 32. Este bebé necesitará pasar mucho tiempo en la incubadora mientras se terminan de madurar algunos de sus órganos. Tienen altas probabilidades de sobrevivir y quizás solo presenten defectos visuales o algún que otro problema de audición nada grave, todo dependerá de cómo sea el parto y las condiciones de salud de la madre.
Prematuro extremo: Nace antes de la semana 28, son los bebés con mayores probabilidades de morir.
Desde el año 2015 se ha establecido que los nacimientos prematuros son la principal causa de muerte infantil del mundo y, en muchos casos, aquellos bebés que logran sobrevivir pueden desarrollar patologías como retraso cognitivo, pérdida de visión o audición y parálisis cerebral.
Mantener un control prenatal puntual, cuidar la alimentación y la salud de la futura mamá, así como seguir al pie de la letra las indicaciones médicas respecto a la realización de exámenes de laboratorio o de imagenología, son algunas de las recomendaciones para que un bebé llegue al término de las 40 semanas de gestación y nazca sano.
El embarazo debe ser un acto en donde la mujer cuente con condición de salud favorable, nutrición adecuada, ausencia de ingesta de cualquier tipo de drogas, hábitos higiénicos ponderados, tomar ácido fólico e identificar situaciones de riesgo con su médico responsable.