El primer autor que empleó este término fue John Bowlby, el creador de la teoría del apego, pero fue Boris Cyrulnik, psiquiatra, neurólogo, psicoanalista y etólogo, el que dio a conocer el concepto de resiliencia en el campo de la psicología en su bestseller “Los patitos feos”.
La palabra resiliencia se refiere a la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse luego de experimentar alguna situación inusual e inesperada. Es una aptitud que adoptan algunos individuos que se caracterizan por su postura ante la superación de una adversidad y de mucho estrés, con el fin de pensar en un mejor futuro.
No obstante, no todas las personas poseen esta característica, aunque tampoco se relaciona con la genética.
Muchas veces esta habilidad es desconocida por el individuo y la descubre únicamente cuando se encuentra en medio de una situación difícil que logra superar gracias a su postura.
Se denomina como resiliente a aquella persona que, en medio de una situación particular, es asertiva y convierte el dolor en una virtud como, por ejemplo, el padecimiento de una enfermedad, la pérdida de un ser querido, la pérdida de cualquier parte de su cuerpo, quedar en bancarrota, entre otros.
Te compartimos algunas técnicas que podrían funcionarte para el desarrollo de la resiliencia, adaptándote con flexibilidad y tener mayor fortaleza.
- Conocernos mejor y fortalecer nuestras cualidades nos permiten una adaptación positiva al cambio.
- Háblate con cariño y respeto.
- Tolera tus momentos de malestar sin culparte por sentirlos.
- Fomenta las emociones placenteras y los momentos agradables.
- No te centres en el problema, ve en la búsqueda de soluciones.
- Identifica y analiza lo que sientes.
- Elige con quién quieres vivir, quién quieres que te acompañe, con quién quieres crecer, aprender y compartir tu tiempo. Elimina los deberías, las obligaciones y presiones autoimpuestas.
- Dejemos de sentirnos atrapados por nuestros pensamientos anticipados, y por las emociones como el miedo, la impotencia o la vulnerabilidad, mejor trabajemos diariamente para aceptarlas y regularlas.
La clave es reconocer que nunca eliminarás el estrés de tu vida. Por lo tanto, hay que crear oportunidades frecuentes para que el cuerpo se recupere de este, como cuando dejas descansar tus músculos entre repeticiones de levantamiento de pesas.