Autor: L. A. José Luis Hernández Tlapala
Adscrito a la Subdirección de Planeación
La idea de una superioridad que dio forma al mundo y al universo conocido existe desde los orígenes de la humanidad… El ser humano empezó a identificar su realidad física, su entorno, todo aquello que era capaz de ver, de tocar, de sentir; sin embargo, también enfrentó hechos que iban más allá de su comprensión, como fueron los fenómenos naturales, el movimiento de los astros, la vida y la muerte… A todo aquello para lo que no tenía una explicación le confirió una forma que le fuera fácil de identificar, de ahí nacen las deidades a las que asoció con la lluvia, el trueno, la vida o la muerte. Este hecho, se dio en todas las culturas nacientes a lo largo y ancho del mundo.
Al irse desarrollando las culturas, estas formas fueron asociadas a aspectos no sólo físicos, sino estéticos y cognitivos, como la belleza, el arte y la religión, la que surge de la fe. La fe es un conjunto de creencias que no obedece indiscriminadamente a su objeto, sino que atiende a las fuentes de la verdad: los sentidos y la razón, lo que le confiere un nivel superior a la mera credulidad y al fanatismo, por lo que la fe es también una manifestación de conocimiento, pero que no se basa sólo en la evidencia racional.
“La cuestión de la relación entre fe y ciencia puede plantearse de manera más amplia al considerar la relación entre fe y cultura como actividad específicamente humana. Cultura es todo lo que el hombre hace. Como es bien sabido, el ser humano es un ser cultural, que vive en la cultura y no en la naturaleza bruta y originaria”, expresa Zaida Espinosa Zárate en su artículo “Ciencia y fe, hacia un pensamiento integral: la propuesta de Raimon Panikkar”. Raimon Panikkar Alemany (1918-2010) es un ejemplo contemporáneo fundamental en la conjunción del pensamiento religioso y el conocimiento científico; sacerdote ordenado en la iglesia católica, obtuvo los doctorados en Filosofía, en Ciencias y en Teología.
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