Autor: Dr. Jorge Gaspar Hernández
Director General del INC
Tristemente, por los sucesos recientes, la palabra Odessa se ha vuelto bastante conocida. Y más aún lo es Kiev, porque la guerra que inició Rusia en febrero pasado ha puesto el nombre de estas ciudades ucranianas en redes sociales, noticieros y periódicos de todo el mundo.
De Mariúpol, por mencionar otra ciudad relacionada, no tenía conocimiento sino hasta iniciado el conflicto bélico. Pero Odessa y Kiev me intrigaron desde joven. Resulta que al leer sobre pianistas de renombre, una y otra vez asomaban estas dos ciudades como su lugar de nacimiento en la Ucrania del imperio ruso (pre-1917), la soviética (1917-1991) o la independiente (a partir de 1991).
Que semejante pléyade provenga de un territorio relativamente pequeño me hacía pensar que algo debe tener, o algo debe haber en Ucrania para que de ahí hayan surgido pianistas de tanta distinción en una proporción no vista en otras latitudes. Tanto así, que discurría en broma, «Ha ser el agua de esa región». Y años después, cuando mi hijo empezó a estudiar piano, agregaba “encargaré una provisión” para que absorba la sensibilidad y aptitud expresiva tan esenciales para el intérprete de música. Cierto, la destreza técnica es fundamental, pero quien nada más tenga esto sólo será una máquina reproductora de notas impasibles.
Con el gusto de compartir lo asimilado en años de disfrutar la música, aprovecho la oportunidad que me da Motu Cordis para ofrecer estos apuntes breves (en verdad los abrevié), condimentados con algunas digresiones (quizás aquí me extendí), sobre los principales pianistas ucranianos.
Te invitamos a continuar con la lectura en la página 6 de Motu Cordis.
