ARTICULO

Síndrome genitourinario de la menopausia, un problema de machismo y misoginia

Acad. Dr. Víctor Manuel Vargas Hernández
Editor

El síndrome genitourinario de la menopausia (GSM, por sus siglas en inglés) a menudo pasa desapercibido, con el riesgo de sufrir consecuencias graves y muertes. Conocido anteriormente como resequedad vaginal, atrofia vulvovaginal o vaginitis atrófica, es prevalente, causa resequedad vaginal, falta de lubricación, dispareunia, problemas e infecciones de vías urinarias, y cuando éstas son recurrentes pueden ser fatales.1-3 Las hormonas vaginales tratan eficazmente el GSM, sin embargo, la falta de conciencia significa que algunos pacientes no reciben el tratamiento adecuado y la calidad de vida y salud sexual de muchas pacientes se ven afectadas por el GSM, escasamente estudiado, detectado y tratado.4 Pocos médicos preguntan sobre los síntomas del GSM y un pequeño porcentaje de mujeres consultan por ello; principalmente por pudor, vergüenza o la creencia de que forma parte del proceso natural de envejecimiento. El GSM se define como un conjunto de síntomas y signos asociados con una disminución de los estrógenos y otros esteroides sexuales que implican cambios en los labios mayores/menores, clítoris, vestíbulo/introito, vagina, uretra y vejiga. La sintomatología (no todas las pacientes los presentan) incluye:5

  1. Resequedad vaginal, ardor e irritación.
  2. Falta de lubricación.
  3. Malestar o dolor.
  4. Función deteriorada durante las relaciones sexuales.
  5. Urgencia urinaria.
  6. Disuria e infecciones recurrentes del tracto urinario.

La falta de estrógenos en la pelvis afecta más a la vagina y vulva. La vejiga y la uretra tienen tantos receptores de estrógeno como la vagina y las mujeres menopáusicas a menudo sufren infecciones urinarias recurrentes e incontinencia relacionadas con la falta de estrógeno. El GSM tiene un problema de concienciación, no se enseña en la facultad de medicina, lo cual está relacionado principalmente con sociedades machistas o misóginas en las que vivimos, así como con la incapacidad de informarse o aprender cosas médicas nuevas. La discriminación por edad también está en juego, a nadie le importa la vida sexual de las personas mayores ni los problemas para orinar; la prevalencia es alta y las mujeres frecuentemente desconocen su causa y sus opciones de tratamiento, por lo que es necesario educar a las pacientes y los médicos deben saber realizar el diagnóstico y brindar opciones de tratamiento contra el GSM.5

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