ARTICULO

Cuando el volcán despierta: el impacto de las cenizas volcánicas en la salud

Autores: Dr. Carlos Rafael Sierra Fernández
Jefe del Departamento de Enseñanza
Dra. Alejandra Huipe Dimas y Dr. Luis Rodrigo Garnica Gerónimo
Médicos pasantes del Departamento de Enseñanza

Pneumonoultramicroscopicsilicovulcanoconiosis es un neologismo, una de las palabras más largas que existen y hace referencia a la enfermedad pulmonar causada por la inhalación de cenizas volcánicas.

Los volcanes son estructuras geológicas presentes en todo el planeta, a través de ellas emerge magma en forma de lava y gases desde el interior de la Tierra. Su actividad es inconstante e impredecible. Sin embargo, durante periodos de alta actividad, los volcanes llegan a emitir fragmentos de roca de diferentes tamaños denominados piroclastos, los cuales reciben un nombre específico dependiendo de su tamaño: >64 mm bloques, lapillos 2-64 mm y <2 mm ceniza. Esta última es especialmente relevante por su capacidad para dispersarse fuera del área de emisión y para penetrar en las vías respiratorias cuando llega a ser inhalada. La composición exacta de la ceniza volcánica puede variar dependiendo del tipo de volcán y las características del magma expulsado, aunque, de manera general, contiene elementos como sílice, azufre y aluminio, que en altas concentraciones resultan tóxicos para el ser humano.

Daños directos a la salud

La exposición e inhalación de cenizas volcánicas tiene una serie de efectos perjudiciales para la salud humana. La irritación de las vías respiratorias desencadena tos y dificultad para respirar. En personas con enfermedades respiratorias crónicas, como el asma y la EPOC, la exposición a la ceniza volcánica puede provocar exacerbaciones de los síntomas y complicaciones respiratorias graves. Además de los efectos en el sistema respiratorio, la exposición a las cenizas volcánicas también puede afectar los ojos y la piel. La irritación ocular es común, y se manifiesta como enrojecimiento, picazón, sensación de ardor y lagrimeo. La piel expuesta directamente a la ceniza puede experimentar irritación, sequedad, enrojecimiento y erupciones cutáneas. Una exposición prolongada llega a producir daño pulmonar severo e irreversible, especialmente cuando las partículas finas contienen sustancias químicas tóxicas. Además, se ha observado que ciertas poblaciones, como los niños, los ancianos y las personas con sistemas inmunológicos debilitados, son especialmente vulnerables a los efectos negativos de la exposición a la ceniza volcánica.

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