Fonseca-Pérez Mónica Selena*1,2, Valdespino-Vázquez María Yolotzín3, LeónJuárez Moisés1, 2, Del-Castillo-Hernández Belén Betsaida3 Rivera-Gutiérrez Sandra1,Helguera-Repetto Addy Cecilia*2
1 Departamento de Microbiología, Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, Instituto Politécnico Nacional,Ciudad de México, México.
2 Departamento de Inmunobioquímica, INPer, Ciudad de México, México.
3 Departamento de Anatomía Patológica, INPer, Ciudad de México, México.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por Mycobacterium tuberculosis. Es considerada uno de los principales problemas de salud a nivel mundial y la segunda causa de muerte por un solo agente infeccioso. En el año 2021 se estimó que 10.6 millones de personas enfermaron de tuberculosis y 1.4 millones de personas fallecieron alrededor del mundo por dicha causa (1).
La presentación clínica más común de la tuberculosis es la llamada tuberculosis pulmonar; sin embargo, M. tuberculosis puede infectar otros tejidos del cuerpo humano, ocasionando diferentes cuadros clínicos como: tuberculosis meníngea, tuberculosis peritoneal, tuberculosis intestinal, tuberculosis genital y tuberculosis congénita. También las personas infectadas pueden cursar con una infección latente en la que no hay presencia de ningún síntoma clínico; no obstante, la enfermedad puede reactivarse, en caso de haber un desbalance en el sistema inmune, y generar una tuberculosis activa (2).
La tuberculosis congénita se asocia, no solo a casos de tuberculosis activa, sino también a casos de reactivación de una tuberculosis latente durante el embarazo. La incidencia de la tuberculosis congénita es desconocida, ya que sus síntomas en los recién nacidos son poco característicos; se han reportado cuadros clínicos de neumonía, hepatomegalia, esplenomegalia, fiebre, dificultad respiratoria y sepsis(3).
Se proponen tres posibles vías de transmisión para la tuberculosis congénita: la vía transplacentaria, que podría producir lesiones hepáticas en el neonato y diseminarse a través del sistema sanguíneo; la vía de aspiración o inhalación de líquido amniótico, que desencadena problemas con sintomatología gastrointestinal y/o pulmonar y la vía de infección por canal de parto y contacto con el tracto genital materno (4).
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