Autores: Dra. Eunice Alejandra Lara García y Dr. Sergio Andrés Criales Vera
Adscrita y jefe del Departamento de Radiología e Imagen
El interés global del uso de la tomografía computada (TC) para el estudio de los vasos coronarios surgió en 1998, con la llegada de los tomógrafos de 4 detectores. Sin embargo, estos equipos con muchas limitaciones para tal propósito se confinaron a la evaluación de calcio coronario. Posteriormente, con la introducción de los tomógrafos de 16 cortes se hizo factible adquirir angiotomografías coronarias con resultados aceptables, los cuales se superaron con el advenimiento de los equipos de 64 cortes y más.
En el año 2010, el Instituto develaba, gracias a la Fundación Río Arronte, una placa conmemorativa (la segunda) de la adquisición de un nuevo equipo de tomografía computada, único en su tipo en la Ciudad de México y en el país. Se trataba del Somatom Definition Flash de Siemens, cuyas principales características eran sus 64 filas detectores con un grosor de hasta 0.6 mm, dando una cobertura de 38.4 cm y la capacidad de realizar 128 cortes por cada rotación del gantry. Lo anterior, se traducía, en términos prácticos, en estudios con menor tiempo de adquisición (0.28 s por rotación), menor radiación, mayor información y mejor calidad.
No menos importante era su tecnología dual de segunda generación, constituida por dos tubos de rayos X colocados a 95º uno con respecto a otro, cada uno con diferente nivel de potencia y corriente que permitía obtener, de forma adicional y simultánea, imágenes con alta y baja energía, conocidas como imágenes espectrales (basadas en la composición de los tejidos/materiales). Todas estas ventajas permitieron sortear algunas dificultades del uso de la tomografía en cierto grupo de pacientes, por ejemplo, pediátricos, incapaces de sostener la apnea, claustrofóbicos, con frecuencias cardiacas irregulares y en pacientes obesos. De esta forma, el Instituto se mantenía a la vanguardia en el ámbito del diagnóstico por tomografía.
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