Autora: Psic. Clínica. Mtra. Angélica Beltrán Barajas
Coordinadora de Salud Mental y adscrita a Consulta Externa del INC
Eres lo que sientes, lo que piensas y lo que te imaginas, eres lo que tu mente ordena a tu ser y la forma en que un día decides interpretar la realidad externa. Eso lo aprendí aquel día en que una anciana me invitó a cenar a su casa. La mesa espléndidamente arreglada, y en eso observé cuatro platos, listos para el servicio.
¿Quiénes estarán aparte de nosotros?, pregunté.
Mi esposo y mi hijo, respondió sonriendo, lo cual me extrañó un poco, pues se decía que vivía sola. Ella sirvió a los cuatro y se sentó serenamente mirando hacia los cuatro platos y diciendo.
¡Provecho, estoy feliz de que estén aquí conmigo!, dijo.
¿Dónde están los demás?, pregunté.
No esperamos a nadie más, sólo somos nosotros cuatro, respondió sonriendo.
Todo en aquella mujer parecía provenir del pasado, pero en sus ojos pude ver que su presente era la realidad que ella misma había creado. Por un momento pensé que podría ser locura, pero era una mujer muy lúcida y sin ningún atisbo de enfermedad, por lo que en ese momento comprendí que ella construyó su propia realidad y su vida marchaba de acuerdo con la forma en que ella decidió interpretarla, así que me uní a esa realidad en una suerte de eclecticismo. Al terminar la cena ella se veía feliz y me agradeció mucho haberla visitado, pero yo sabía que su agradecimiento no era por ello, sino por haberle ayudado a construir esa realidad paralela en que ella encontró el refugio a los fantasmas de un pasado que quizás en otra forma le hubiese destruido.
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