Autor: Dr. Ángel Romero Cárdenas
¡Pasara lo que pasara, no se separarían! Nada lograría alejarlos. Por razones que nadie podría explicar, la vida, el azar, la fortuna o como quieran llamarle, les había hecho coincidir en este tiempo y precisamente en este espacio. Por algo sería… No se requería ninguna sesuda explicación parajustificar esta coincidencia cósmica.
Ella provenía de una familia de abolengo, sus orígenes se remontaban a Castilla, sí, en efecto, en España, allá en el llamado “Viejo Continente”. Sus ancestros –cruzando el mar océano– llegaron a un “Nuevo Continente” y se difundieron ampliamente en su territorio. Él también podía presumir de su origen: humilde, pero honrado. Su estirpe, procedentes del Cáucaso y de Grecia, también habían proliferado, por aquí y por allá a pesar de las dificultades.
De pronto se vieron, se percibieron, se descubrieron, fueron conscientes “la una del otro”. Su cercanía y su contacto, les pareció –desde el principio– muy natural y agradable. En la medida que su trato se fue haciendo más cotidiano y más familiar, más afectuoso, se dieron cuenta de que estaban hechos la una para el otro y viceversa. Decidieron unir sus vidas, vivir juntos y no separarse jamás, pasara lo que pasara. Así siguió transcurriendo el tiempo y, desde luego, el cambio de estaciones. Siempre juntos.
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