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Angela Peralta y la fiebre amarilla

Autora: Dra. Laura Leticia Rodríguez Chávez

Angela Peralta apoyada en el regazo de su madre quien la sostiene del brazo y de pie su abuela.1866.

En México, estamos cursando por la tercera ola de COVID-19, predominando la variante Delta, procedente de la India, más virulenta y contagiosa que la anterior, y que llegó a nuestro país al no existir restricción alguna para el turismo internacional, tal cual sucedió hace 138 años cuando un vapor con fiebre amarilla llegó al Puerto de Mazatlán de donde se contagió la cantante de ópera y compositora Ángela Peralta, el ruiseñor mexicano.

María de los Ángeles Manuela Tranquilina Cirila Efrena Peralta Castera nació en el barrio de las Vizcaínas, ciudad de México, el 6 de julio de 1845, hija de una educadora y un soldado que combatió en la guerra contra Estados Unidos. A los 6 años comenzó sus estudios de solfeo. Recibió instrucción formal con maestros como Luis Barragán y Agustín Balderas, quien fue miembro del jurado del concurso para musicalizar al Himno Nacional. A los ocho años fue muy aclamada al cantar la cavatina de Belisario, de Gaetano Donizetti por el expresivo timbre de su voz y los tonos que alcanzaba. Ingresó al Conservatorio Nacional de Música. En 1860 debutó a los 15 años con la ópera El trovador de Giuseppe Verdi en el papel protagónico de Leonora y fue aclamada por el público. En 1861 partió a Italia para continuar con sus estudios de canto permaneciendo cinco años en Europa con gran éxito. Fue llamada Angelica di voce e di nome en Italia. Fue la primer mexicana en actuar en el Teatro de la Scala de Milán, el 13 de mayo de 1862, con Lucia di Lammermoor de Donizetti. Cantó La sonnambula de Vincenzo Bellini ante Víctor Manuel II y su esposa saliendo en 23 ocasiones para agradecer las ovaciones. Tuvo giras por Roma, Turín, Florencia, Bolonia, Lisboa, Alejandría, Génova, Nápoles, San Petersburgo, Madrid, Barcelona y El Cairo, entre 1863 y 1865.

Durante el segundo Imperio mexicano, el emperador Maximiliano la invitó a cantar en el Teatro Imperial Mexicano y regresó en noviembre de 1865 donde una multitud la recibió y vitoreó jubilosamente en procesión hasta su casa. Sus presentaciones se prolongaron hasta 1866, en que cantó para los emperadores Carlota y Maximiliano, que la nombraron “cantarina de cámara” del Imperio. Tuvo presentaciones en Guanajuato, León, San Francisco del Rincón y en Guadalajara donde inauguró el teatro Juan Ruiz de Alarcón (hoy Degollado).

Te invitamos a continuar con la lectura en la página 22 d Motu Cordis.

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