Autor: Dr. Jonatan Barrera Chimal
Laboratorio de Fisiología Cardiovascular y Trasplante Renal. Unidad de Investigación UNAM-INC
La enfermedad renal crónica (ERC) es un padecimiento muy frecuente que afecta a cerca de 850 millones de personas en el mundo, siendo México uno de los países con mayor incidencia. En general, el diagnóstico de la ERC ocurre en etapas avanzadas, debido a la falta de métodos diagnósticos tempranos y a la poca conciencia sobre el cuidado de la salud renal. Por esta razón, es recomendable que la población con factores de riesgo como diabetes, hipertensión y obesidad, tengan seguimiento médico frecuente, para detectar algún grado incipiente de daño renal y tener un tratamiento oportuno que retrase la progresión de la enfermedad.1
Una de las principales preocupaciones durante el tratamiento de la ERC, es que muchos de los pacientes que la presentan desarrollan complicaciones cardiovasculares e incluso tienen mayor probabilidad de morir por causas cardiovasculares, que de progresar a ERC en etapa terminal. Esto refleja que más de 50% de las muertes que ocurren en este grupo de pacientes se deben a complicaciones cardiovasculares. Dentro de las principales alteraciones que se observan en el corazón de estos pacientes se encuentran: insuficiencia cardiaca, fibrosis cardiaca, riesgo incrementado de presentar arritmias y muerte súbita cardiovascular.2
Sin embargo, los mecanismos celulares y moleculares que subyacen a estas alteraciones en el corazón de los pacientes con ERC no son del todo claros. Además, se carece de tratamientos que ayuden a combatir o retrasar el daño cardiovascular durante la ERC. Por lo anterior, en el laboratorio de Fisiología Cardiovascular y Trasplante Renal de la Unidad de Investigación UNAM-INC se estudian las alteraciones moleculares que pueden ocurrir en el corazón durante las diferentes etapas de la ERC y que pueden ser causa del desarrollo de fibrosis y disfunción cardiaca crónica, todo ello, utilizando modelos experimentales de ERC en roedores. Esto ayudará a diseñar nuevas estrategias terapéuticas, así como a identificar marcadores moleculares que puedan detectar de forma temprana que un paciente con ERC ha desarrollado alteraciones cardiacas y que está en riesgo de sufrir complicaciones cardiovasculares.
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