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El ruido y nuestro oído

Según datos de la OMS, se estima que 360 millones de personas sufren pérdida auditiva discapacitante en todo el mundo y la mitad de los casos se podrían evitar con las medidas preventivas adecuadas.

El oído consta de tres partes diferentes, que funcionan conjuntamente para captar sonidos y transmitírselos al cerebro: el oído externo, el oído medio y el oído interno.

Son muchos los expertos que advierten de la importancia de cuidar nuestra salud auditiva y conocer los efectos nocivos del ruido, ya que, a pesar de ser uno de los problemas ambientales más relevantes, muchas veces ignoramos el alcance de su gravedad.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), exponerse a más de 70 decibelios durante un periodo de tiempo prolongado puede producir daños graves en el oído con consecuencias que pueden llegar a ser irreversibles, por lo que se recomienda no exponerse a ruidos de intensidad superior a los 65 decibelios.

La exposición a la que nos vemos expuestos puede dañar las células sensoriales del oído interno y producir lesiones auditivas de diferente gravedad. Además, estar constantemente en un entorno ruidoso puede tener otras consecuencias como:

  • Aumentar la sensación de estrés y de fatiga.
  • Producir alteraciones en el sueño, si los ruidos se originan durante la noche.
  • Causar dolor de cabeza y sensaciones desagradables como zumbidos o acúfenos (percepción de ruidos en la cabeza).
  • Disminuir nuestro rendimiento y provocar falta de concentración.
  • Producir sensación de vértigo o náuseas.

A pesar de ser una afección que achacamos a la edad, hay estudios que evidencian que los problemas de sordera aparecen a edades cada vez más tempranas. La contaminación acústica es, sin duda, una de las principales causas del aumento de esta dolencia en jóvenes y adolescentes, pero no la única, puesto que el abuso y mal uso de las nuevas tecnologías también ha influido considerablemente en este problema.

¿Cómo cuidar nuestros oídos?

  • Regular adecuadamente el volumen de los reproductores de música y aparatos electrónicos, especialmente si se utilizan auriculares.
  • Ajustar a un nivel adecuado el volumen de televisores, radios y otros dispositivos electrónicos mientras los usamos.
  • Limitar el tiempo de estancia en ambientes ruidosos o de actividades de ocio con niveles muy elevados de ruido como discotecas, conciertos, etc.
  • Respetar las horas de descanso propias y ajenas, evitando ruidos durante esos periodos.

 

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