Autor: L.A. José Luis Hernández Tlapala
Una muestra de sangre es de gran importancia para un diagnóstico acertado y para determinar el tratamiento indicado para un paciente. Para cada uno es importante recibir una atención cordial desde el inicio de este proceso, cuántos van con mucho miedo y desde que ven la jeringa pueden entrar en crisis… Éste es el momento en que el trato de personal calificado y, sobre todo, con plena mística de servicio es fundamental para transmitir confianza y tranquilidad.
En la presente edición tenemos la oportunidad de conocer un poco más de la vida de dos compañeras que tienen a su cargo esta responsabilidad en el servicio de Toma de Muestras de este Instituto: Esperanza Ruiz Bautista y María Inés Carvajal Mendieta, quienes se desempeñan como flebotomistas.
Esperanza Ruiz Bautista llegó al Instituto en 1977, a un año de la inauguración de las instalaciones actuales en Tlalpan. Siendo aún menor de edad, requirió de la autorización firmada por su padre para ingresar a trabajar. Su padre, Salvador Ruiz Guerra, laboró en el Archivo del antiguo Instituto.
Esperanza forma parte de una familia numerosa, 13 hermanos de los que ella fue la quinta, lo que le hizo valorar la vida y el trabajo. Su mamá, María Luisa Bautista Canela, se dedicó al hogar; su papá, trabajó en la delegación Iztacalco de esta ciudad, al jubilarse ambos fueron a radicar a Michoacán.
Sus primeras labores fueron en el área de Enfermería, con las Hermanas del Verbo Encarnado. Tomó el curso de auxiliar y al alcanzar la mayoría de edad pudo obtener la base para formalizar su situación laboral. Fueron 11 años en labores de enfermería, bajo las órdenes de Sor Yolanda, Sor Emma y la Hermana del Roble. De ellas aprendió a trabajar con exigencia y disciplina, pero con respeto. Al ingresar contaba con la secundaria, ya en el INC estudió la preparatoria. Posteriormente, se desempeñó como auxiliar de laboratorio, con funciones de flebotomista, las que cumple desde hace ya 30 años. Tuvo oportunidad de trabajar con el doctor Pedro Reyes, siendo él jefe de laboratorios.
María Inés Carvajal Mendieta ingresó al INC como auxiliar de laboratorio hace ya más de 22 años. En ese momento contaba sólo con estudios de secundaria. Su hermana, quien ya está jubilada, en aquella época trabajaba en el laboratorio de Urgencias, y por la situación familiar y económica de María Inés la invitó para trabajar, ahí conoció a la química Gloria Contreras, quien estaba a cargo de ese servicio.
Sus papás, Juan Carvajal Carmona y Evangelina Mendieta Alarcón, ya fallecidos, fueron su principal ejemplo. Siempre le admiró que su mamá, sin tener estudios obtuvo mucha cultura y podía hablar de cualquier tema porque leía mucho. Ella fue la penúltima de ocho hermanas. María Inés siempre tuvo como meta estudiar una licenciatura, especialmente cuando su esposo fallece, por lo que se dedicó a trabajar con más ahínco para sacar adelante a sus hijos: Yoatzi, Oswaldo Francisco y Elliani Evangelina.
Sigue leyendo más del artículo en la página 12 de Motu Cordis.