Autora: Emma Rodríguez Maldonado
Las mujeres científicas, como en otras profesiones, desean tener una carrera satisfactoria y, como su contraparte masculina científica, que les permita explorar los secretos del mundo físico y natural. Al mismo tiempo aspiran tener una vida familiar gratificante, criar a sus propios hijos, tener una relación de pareja estable y alcanzar sus intereses personales, cumpliendo con su comunidad.
Como toda mujer profesionista, una científica trabaja con pasión por alcanzar los objetivos de su investigación y al igual que cualquier científico requiere invertir una gran cantidad de tiempo en su formación académica, ya que más de 90% de los investigadores obtienen el grado de Doctor.
Las carreras científicas y médicas, entre otras, independientemente del género son muy competitivas y no hay consideraciones especiales por cuestiones biológicas, de salud, familiares o sociales, lo que implica un gran compromiso y esfuerzo para cualquiera que quiera seguir alguna de estas profesiones. Sin embargo, el papel de la mujer en la sociedad y en la familia, la coloca en una posición muy difícil a la hora de elegir un camino profesional, pues es a ella a la que se confiere el cuidado y la formación de la familia, lo que implica que si una científica decide ser madre y esposa, requiere un mayor esfuerzo para alcanzar las metas profesionales, comparado con sus colegas varones.
Si bien es cierto que las mujeres científicas son una minoría de las mujeres que trabajan en México, las condiciones laborales son semejantes al resto de las mujeres. De acuerdo con la doctora Cinthia Cruz del Castillo, académica del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana, más de 80% de las mujeres trabajadoras no logran su real independencia debido a que no se desconectan del cuidado de la familia y a pesar de que la ley ofrece derechos iguales y oportunidades de empleo para ambos sexos con un pago equitativo para trabajos similares, sus oportunidades laborales, las condiciones de trabajo, las ganancias y los beneficios están por debajo en relación con los hombres. Si añadimos a esto, la insuficiencia de servicios como los de guardería y distribución inadecuada de las tareas familiares en el hogar, entonces, podemos observar una gran desventaja
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