Una nueva investigación de la Universidad McGill (Canadá) ha vinculado una mayor exposición a las partículas ultrafinas (UPF, por sus siglas en inglés) producidas por la quema de combustible, por ejemplo de los coches, con un aumento de las probabilidades de contraer cáncer cerebral.
Este estudio, publicado en la revista Epidemiology, es el primero que sugiere una relación entre la incidencia de tumores cerebrales y la contaminación de los automóviles, aunque trabajos anteriores han demostrado que las nanopartículas pueden entrar en el cerebro y pueden transportar sustancias químicas cancerígenas.
“Los cánceres cerebrales son raros pero a menudo mortales. Cuando se multiplican estos pequeños riesgos por muchas personas, de repente puede haber muchos casos. En una ciudad grande, podría ser un número significativo”, advierte uno de los autores del estudio, Scott Weichenthal.
Los investigadores analizaron los registros médicos y la exposición a la contaminación de 1,9 millones de canadienses adultos en todo el país entre 1991 y 2016, en colaboración con investigadores de Health Canada y Statistics Canada.
En total, identificaron 1,400 tumores cerebrales durante el período de seguimiento, según sus hallazgos, cada aumento de 10,000/cm3 en las partículas ultrafinas se asoció con un aumento de la incidencia de este tipo de cáncer después de ajustar varios factores, como los sociodemográficos. Si esas personas además fumaban o tenían un alto índice de masa corporal, la prevalencia subía aún más.
Weichenthal recuerda que los contaminantes atmosféricos relacionados con la combustión, especialmente de los vehículos, están presentes en todo el entorno y grandes poblaciones están expuestas a ellos “de forma regular”.