A nivel mundial, el cáncer cervical es el tercer tipo de cáncer más común en las mujeres.
Es el cáncer que comienza en el cuello uterino, la parte inferior del útero (matriz) que desemboca en la parte superior de la vagina, casi siempre lo causa la infección por el virus del papiloma humano (VPH).
Un porcentaje alto de mujeres no manifiestan ninguna sintomatología y esto se debe a que el sistema inmunitario, por lo general, no permite que el virus provoque daños, pero cuando no está lo suficientemente fortalecido, puede producir un daño en las células del cuello uterino, que con los años terminan transformándose en células cancerosas, que luego pasan a formar tumoraciones.
Los cánceres cervicales comienzan en las células de la superficie del cuello uterino. Existen dos tipos de células en la superficie del cuello uterino: escamosas y columnares. La mayoría de los cánceres de cuello uterino provienen de las células escamosas.
El desarrollo del cáncer cervical generalmente es muy lento y comienza como una afección precancerosa llamada displasia. Esta afección se puede detectar por medio de una citología vaginal y es casi 100% tratable.
Casi todos los cánceres cervicales son causados por el virus del papiloma humano (VPH). El VPH es un virus común que se disemina a través del contacto piel con piel así como con las relaciones sexuales. Existen muchos tipos diferentes (cepas) de VPH y algunas cepas llevan a cáncer cervical. Otras cepas pueden causar verrugas genitales, mientras que otras no causan ningún problema en absoluto.
Los hábitos y patrones sexuales de una mujer pueden aumentar su riesgo de padecer cáncer cervical.
El Día Mundial de Prevención del Cáncer de Cuello Uterino se conmemora el 26 de marzo de cada año con el objetivo de concienciar a todas las mujeres del mundo de la importancia de prevenir la aparición de esta enfermedad, teniendo en cuenta que, con un diagnóstico oportuno, se podrían revertir las cifras.