Este trastorno del sueño, que se sitúa dentro del grupo de las parasomnias, según la Clasificación Internacional de Trastornos del Sueño, afecta a 1 de cada 1.000 habitantes.
La parálisis del sueño es un trastorno en el cual el paciente presenta una incapacidad de efectuar cualquier movimiento, es como si la mente se despertara, pero el cuerpo siguiera dormido.
La persona que se encuentra bajo esta parálisis, está cognitivamente despierta pero experimenta una sensación de paralización de, prácticamente, toda la musculatura voluntaria excepto los ojos y el diafragma respiratorio.
La duración de estos episodios suele ser variable, generalmente son de una duración corta, entre veinte segundos hasta dos minutos. Pasado ese tiempo, la parálisis remite espontáneamente y sin consecuencias.
Uno de los síntomas que frecuentemente acompaña a la parálisis del sueño son las alucinaciones hipnagógicas (alucionaciones auditivas, visuales y/o táctiles). Las más comunes son las de tipo sensitivo (cenestésicas) y visuales, mientras que las auditivas son las menos frecuentes
Las causas por las que un individuo puede llegar a desarrollar parálisis del sueño son:
1. Asociado a otra patología: La parálisis del sueño puede ser síntoma de otra enfermedad. La más frecuente es la narcolepsia, una enfermedad por la que se tienen dificultades para mantenerse despierto durante el día.
2. Relacionada a privación del sueño severa: En segundo lugar, la parálisis del sueño afecta a sujetos sanos que se encuentran sometidos a privación del sueño severa.
3. Hereditaria: Se produce cuando hay varios miembros de la familia que padecen parálisis del sueño como síntoma único.
Para proceder a su diagnóstico, en primer lugar habrá que descartar que el paciente sufra narcolepsia. Posteriormente, se hará una investigación sobre cuánto duerme o cuánto necesita dormir el paciente y, en su caso, determinar si hay déficit de sueño.
El estrés comúnmente desencadena los episodios de parálisis del sueño. En la medida que se duerma menos, puede producirse este trastorno como síntoma del sueño.
La clave está en el descanso