Autor: Dr. Jorge Gaspar H.
Tres corazones
14.7 x 20 cm, 2010.
Mucho se ha difundido en diferentes medios sobre Francisco Toledo como el artista plástico extraordinariamente original, diversificado y con amplio reconocimiento internacional. También es conocido su genuino compromiso social que lo llevó a ser benefactor, creador de instituciones y luchador social en protección del rico patrimonio cultural de Oaxaca y sus recursos naturales.
El relato que sigue toca algunas de estas facetas de Toledo, pero enfocado a la conexión poco conocida que tuvo con el Instituto Nacional de Cardiología.
A finales de los noventa recibí una llamada de Graciela Cervantes, directora de la galería Quetzalli. “El maestro Toledo quiere saber si pueden ayudar en Cardiología a un paciente de veras muy pobrecito; Pro-Oax le pagaría el transporte para ir con ustedes a que lo traten”.
Así se inició una colaboración para atender a pacientes indigentes de Oaxaca, impulsada por Toledo bajo la coordinación de las estimadas Graciela Cervantes y la Arq. Claudina López, dignas merecedoras de la confianza del maestro. A esta iniciativa se sumó ayuda anónima y donativo de insumos por la compañía MedStent (gracias al Ing. Carlos Vonderwalde), lo que en ocasiones fue complementado con el Fondo de Mejoría del propio Instituto con la gestión comprensiva de Paty Altamira, entonces Jefe de Trabajo Social.
Campesinos, albañiles, jardineros que fueron atendidos a veces no sabían que la iniciativa de ayuda y -buenaparte de los recursos- provenían de Toledo. Los que estaban enterados, salvo alguna excepción, no lo conocían. “¿Es el pintor… no?”, recuerdo que preguntó uno con incredulidad (no sé si por dudar que fuera posible que alguien de fama se preocupara por él, o porque no concebía que un pintor tuviera los medios para socorrerlo). Con la eliminación del apoyo estatal a Pro-Oax, esta iniciativa menguó, hasta cesar cuando por fortuna en 2006 se inauguró el Hospital Regional de Alta Especialidad de Oaxaca, donde han estado dos egresados del INC.
