ARTICULO

¿En qué puedo ayudarle?

Autor: Dr. Ángel Romero Cárdenas

Siempre que veía a un paciente nuevo, lo que llamamos de primera vez, me presentaba, le estrechaba la mano y le decía: ¿En qué puedo ayudarle? No le preguntaba ¿En qué puedo servirle?

No me parecía una chocantería ni petulancia de mi parte, pero siempre he considerado que si uno le dice a la gente que está para servirle, las personas y en este caso los pacientes toman el control de la situación. Esperan que verdaderamente el médico “esté para servirles”.

La mayoría de las veces, las pacientes mujeres, aceptaban la pregunta. Los hombres, en cambio, se me quedaban viendo fijamente y me decían: ¿En qué puede ayudarme?, lo pensaban un poco, lo entendían y lo aceptaban. En el caso de que no asimilaran con claridad el ofrecimiento, les explicaba que a mí me tocaba ayudar y a ellos decidir, si se dejaban o no ayudar. El efecto es tan contundente, que cambian toda su actitud: expresión corporal, comunicación no verbal, modifican hasta la forma de sentarse, dejan a un lado su posición arrogante y dominante, en ese momento, sé que sí podré ayudarles.

Recuerdo la vez que un paciente, hombre mayor –acompañado por su familia– me dijo que él necesitaba un médico, con quien se pudiera comunicar muy fácilmente siempre, que estuviera disponible, a cualquier hora, el día que fuera, de día o de noche, que estuviera a su servicio. Le dije que eso me parecía muy bien y muy justo, que debía seguir buscando un médico que cumpliera sus expectativas. Lamentablemente, no sería yo. Me preguntó: ¿Cómo podría elegir un médico así? No se lo podría referir a ningún otro médico amigo. Le recomendé que le preguntara a su corazón y seleccionara al que le latiera. Seguramente lo encontraría.

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