ARTICULO

La sexualidad como amor propio, salud física y emocional, una reflexión psicológica

Mtra. Angélica Beltrán Barajas
Psicóloga Clínica, adscrita a la Consulta Externa

En México, los estudios de la sexualidad se han enfocado en el control natal y en evitar la transmisión de enfermedades sexuales, pero faltan estudios sobre el impacto de la sexualidad e intimidad en el manejo emocional y la salud física.

Hablar de sexualidad, amor e intimidad es tocar fibras muy profundas del corazón, de esta manera se vuelve difícil de expresar o hablar con los otros, por eso entiendo que cuando llegan a mi consulta mujeres y hombres les sorprende que se les pregunte: “¿Íntimamente, cómo te va?”, “¿Cómo te sientes con ello?”.

La respuesta tarda y después es más sorprendente escuchar pacientes que llevan años de no volver a experimentar su sexualidad. Curiosamente esto pasa más con las mujeres; son pocas las que refieren sentirse contentas y que están bien con sus parejas. Por otro lado, son muchas las que se quejan de no disfrutar su sexualidad o que no les gusta y muchas más las que deciden ya no vivirla debido a malas experiencias, como el término de una relación.

Lo que me lleva a cuestionarles, ¿por qué le damos tan poco valor a nuestra sexualidad? ¿Por qué esto pasa principalmente en las mujeres y no en los hombres?, ellos no renuncian a ésta, ¿por qué nosotras como mujeres sí? Tendrá que ver con esta manera cultural donde a la mujer se le prohíbe tanto que podemos ser capaces de mutilarnos simbólicamente y llegar a la abstinencia.

En más de 15 años de experiencia, tristemente me doy cuenta que ni siquiera nos conocemos y menos sexualmente, las mujeres no inician su vida sexual por deseo, lo hacen por amor. Sumado a esto nos llevan a identificar como si nuestro deseo fuera malo, algo no deseado, ¿por qué tendría que ser así, si tenemos un órgano exclusivo con más de 8000 terminaciones nerviosas sólo para sentir placer? Helen E. O´Connell, uróloga y cirujana australiana pionera en el estudio integral del clítoris, descubrió que es un órgano complejo y más grande que el tejido a simple vista. Casi 90% de su volumen total está debajo de la piel. Poco a poco sus estudios revelaron un universo sensorial con una forma que, vista desde cierto ángulo, es increíblemente parecida a una orquídea.

Te invitamos a continuar con la lectura en la página 8 d Motu Cordis

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