Autor: L. A. José Luis Hernández Tlapala
Adscrito a la Subdirección de Planeación
Desde su creación y como lo establece su misión, el Instituto Nacional de Cardiología ha buscado aliviar las enfermedades cardiovasculares mediante la investigación científica trascendente, una formación profesional superior y una atención médica moderna con cualidad humanitaria. Con esto, se busca ser líderes y referentes de la cardiología, inspirados en una filosofía de renacimiento de la excelencia científica y una actitud humanitaria, tal como lo estableció su fundador, el Dr. Ignacio Chávez.
Para lograr esto, a lo largo de su existencia, se han integrado recursos materiales, humanos, financieros y tecnológicos, cuya suma han dado como resultado la excelencia reconocida a nivel internacional. Es indudable que todos estos recursos son indispensables, no obstante, en esta ocasión pondremos énfasis en los aspectos tecnológicos, de los cuales se ha dispuesto a lo largo de la existencia del Instituto, para que con la destreza e inteligencia de quienes han dado vida a su prestigio, se conviertan en instrumentos de vida y no en fríos aparatos de diagnóstico y tratamiento.
Daremos así un rápido vistazo a los recursos tecnológicos a disposición de la cardiología a lo largo de la historia, plasmados en los frescos realizados por Diego Rivera a petición expresa del Dr. Chávez, en los cuales, el muralista representó desde los inicios más remotos de la medicina con cuatro grandes alusiones a la medicina antigua, la china y la griega en el primer mural, y la africana y la mexicana en el segundo, hasta el estado del arte de la cardiología en la primera mitad del siglo XX, en que se fundó el Instituto de Cardiología. Estos murales engalanan el vestíbulo del auditorio “Ignacio Chávez Rivera”, en las instalaciones del Instituto.
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