Autor: Dr. James Portoraro
Coordinador de Arte y cultura de Hampton School
Es un hecho sorprendente que un ícono de una mexicanidad muy especial como la de Frida Kahlo tenga una expresión cultural inspirada en el psicoanálisis. Una obra magistral de esta pintora nos adentra en una interesante simbología relacionada con las religiones que tienen una divinidad única. Esta obra se conoce como El núcleo de la creación o Moisés.
Esta historia es buen ejemplo de la llamada transversalidad, es decir, del estudio de un tema en particular relacionado con otros temas que intercambian ideas e influencias entre sí. Por consiguiente, debemos remontarnos al siglo XIV antes de Cristo, a la época del rebelde faraón Akenatón y su bellísima esposa Nefertiti. Este faraón negó a todos los milenarios dioses de Egipto para imponer su nueva religión con un solo dios: Atón, un pensamiento monoteísta revolucionario que cambió la historia de Egipto durante su reinado. Sabiendo esto, saltamos siglos en el tiempo para llegar a Ámsterdam en 1939 donde se imprimió la última obra que escribió el médico austriaco y padre del psicoanálisis Sigmund Freud con el nombre de Moisés y la religión monoteísta.
Freud nos propone la posibilidad de que Moisés ni haya sido judío ni descubierto en una canastilla flotando en el Nilo por la princesa egipcia, hija del faraón, sino que era egipcio y que intentó enseñar al pueblo de Egipto la doctrina monoteísta del faraón Akenatón. La idea monoteísta –con el paso de los siglos– se concreta en las religiones judía, cristiana y musulmana.
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