Autor: Dr. en C. Julián Ramírez Bello
Investigador en Ciencias Médicas, Subdirección de Investigación Médica.
Miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores nivel 3
La enfermedad renal crónica (ERC) –caracterizada por una disminución lenta, continua y progresiva de la función del riñón– causada principalmente por diabetes tipo 2 (DMT2) e hipertensión (HTA), derivadas usualmente de malos hábitos alimenticios y un estilo de vida sedentario, representa un grave problema de salud pública en nuestro país y en el mundo. La ERC, con una alta prevalencia a nivel mundial (10% de la población mundial la sufre), si no es atendida a tiempo y en forma correcta progresará a una enfermedad renal avanzada (ERCA). Para nuestro infortunio, el número de personas afectadas con esta enfermedad seguirá aumentando debido a la prevalencia de DMT2, obesidad, HTA, ingesta de agroquímicos, automedicación y consumo de suplementos alimenticios. Los datos de morbilidad-mortalidad por ERC son alarmantes debido a que representa una de las principales causas de atención en hospitalización.
ERC, ERCA, trasplante renal (TR) y tacrolimus
Cuando las complicaciones de la ERC aumentan, la función renal declina, por lo que los pacientes deben ser tratados con diálisis o tener un trasplante renal (TR). Este último es el tratamiento de elección para la mayoría de los pacientes con ERCA, pero constituye un problema debido a la escasez de donadores de riñones. En los últimos años, la supervivencia del injerto renal y del individuo receptor ha mejorado de manera considerable, principalmente debido a un cambio favorable en el equilibrio entre la eficacia y la toxicidad de los medicamentos como tacrolimus, por lo que el rechazo agudo y la pérdida temprana del injerto se han vuelto menos comunes y la atención se ha centrado principalmente en la prevención y el tratamiento de las complicaciones a largo plazo del TR. En varios casos, los individuos receptores del injerto renal pueden generar un rechazo al riñón en poco tiempo, por lo que es importante identificar los factores de riesgo que pueden afectar el metabolismo de tacrolimus e incluye la citotoxicidad dependiente de complemento, la presencia de ciertos alelos de HLA y no HLA, interacciones medicamentosas, interacciones medicamentos-alimentos, diarrea, colestasis, anormalidades hepáticas, etnicidad y farmacogenética.
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