Dra. Orly Grobeisen Duque
Departamento de Inmunobioquímica. Instituto Nacional de Perinatología Isidro Espinosa de los Reyes, Ciudad de México, México.
Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Anáhuac México, Ciudad de México, México.
La microbiota humana se define como aquellos microrganismos que viven en simbiosis en el cuerpo, siendo estos, principalmente bacterias. Estas comunidades bacterianas nos ayudan a establecer balance fisiológico para poder adquirir un estado integral de salud y un adecuado desarrollo. Por otro lado, la disbiosis es el estado en el cual se pierde el equilibrio microbiano, ya sea por el tipo o número de microorganismos presentes en un sitio específico.
En los últimos años, el estudio de la microbiota en el cuerpo ha ido en aumento, permitiendo evaluar y caracterizar las bacterias específicas que se pueden encontrar en diferentes sitios corporales. Esto abre un área de investigación para el desarrollo de productos que nos permitan obtener este equilibrio microbiano evitando el desbalance de la microbiota (estado disbiótico), como son los probióticos (productos con microorganismos vivos), prebióticos (fibras vegetales que promueven el crecimiento bacteriano) y simbióticos (productos con microorganismos vivos y fibras vegetales para su desarrollo).1 (Figura 1-A).
En este artículo nos referiremos a las mujeres en edad fértil de dos maneras. Aquellas personas que se encuentren embarazadas como personas gestantes y aquellas que se encuentren aún con ciclos menstruales como personas menstruantes.
El tracto genitourinario de personas menstruantes y gestantes, es aquel que consta del sistema urinario (uretra, vejiga, uréteres y riñones) y el sistema reproductor (vulva, vagina, cérvix, útero, trompas uterinas y ovarios). Investigaciones recientes han demostrado la importancia de mantener una microbiota sana dentro de este tracto, ya que un estado disbiótico predispone a presentar diferentes enfermedades y condiciones prevenibles como lo son: infecciones de vías urinarias únicas y de repetición, incontinencia urinaria, dolor pélvico crónico, endometriosis, infertilidad, corioamnionitis, ruptura prematura de membranas, parto pretérmino, entre otras.1 (Figura 1-B).
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