ARTICULO

Dolor vulvar

Jacob Bornstein1, Víctor Manuel Vargas Hernández2

RESUMEN

La vulvodinia sigue siendo un enigma que requiere un alto índice de conciencia o sospecha por parte del médico para llegar a su diagnóstico. Una vez que el diagnóstico se ha realizado, un manejo terapéutico se ofrece a la paciente. El plan implica un enfoque multidisciplinario, que requiere y es necesario aliviar y orientar a la mujer para su mejor calidad de vida.
Palabras clave: dolor, vulva, vestibulectomia.

ANTECEDENTES

El dolor vulvar o vulvodinia sigue siendo un enigma. La etiología exacta no se ha esclarecido aún y el tratamiento es a menudo insatisfactorio. El dolor vulvar puede ser causado por un trastorno específico (tabla 1), tal como una infección, proceso inflamatorio, neoplasia o una condición neurológica. En contraste, para el diagnóstico de la vulvodinia, el trastorno específico no necesita estar presente. Existen dos tipos principales de la vulvodinia,1 el más común es el localizado, que provoca vulvodinia, dolor localizado en vulva (localized pain in vulva, LPV), también conocido como vestibulodinia, y en el pasado como vestibulitis. Afecta a las mujeres jóvenes, cuya calidad de vida se deteriora de manera significativa por la incapacidad de experimentar el sexo vaginal. La vulvodinia es una “molestia vulvar… dolor ardiente, sin resultados visibles, pertinentes, o bien, un trastorno neurológico específico, clínicamente identificable”.1 La descripción más común de estas pacientes que se están “quemando”, es dolor o sensación de aspereza y sequedad en el introito al intentar el coito. La dispareunia es a veces tan grave, por lo que cualquier intento de contacto o penetración en la vagina es imposible. En la mayoría de los casos esta condición no se asocia con prurito vulvar.

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