Autores: Dr. Jorge L. Cervantes Salazar*, Dr. Diego B. Ortega Zhindón*, Dr. Juan Calderón Colmenero**, Dra. Nonanzit Pérez Hernández***, Dr. José Manuel Rodríguez Pérez***
Departamentos de Cirugía Cardiaca Pediátrica y Cardiopatías Congénitas*, Cardiología Pediátrica**
y Biología Molecular***
Cada 14 de febrero celebramos el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas, con el objetivo de crear conciencia sobre su prevención, diagnóstico y tratamiento oportuno.
Las cardiopatías congénitas son defectos en la estructura del corazón durante el desarrollo embrionario. La etapa crítica de la formación del corazón transcurre entre la segunda y séptima semanas del periodo embrionario, es la etapa de máxima diferenciación y formación de órganos, es el tiempo más susceptible para ser alterado, ya sea por factores ambientales o genéticos.
Existen varios tipos de cardiopatías congénitas, las más frecuentes afectan las paredes internas del corazón, las válvulas cardiacas o los grandes vasos que transportan sangre. Actualmente, niños y adultos viven con una cardiopatía congénita o se han recuperado de la misma, mejorando su calidad de vida. Son las malformaciones más frecuentes en nuestro país, ya que en México cada año nacen con alguna de ellas entre 6 y 8 por cada mil nacidos vivos, es decir, entre 18,000 a 21,000 niños presentan una de estas alteraciones.
Hoy en día existe un grupo multidisciplinario que estudia las cardiopatías congénitas en nuestro Instituto, lo que ha permitido establecer los mejores tratamientos médicos y/o quirúrgicos que van de la mano a lo implementado en otros centros de relevancia mundial.
Los pacientes en edad pediátrica pueden adquirir enfermedades cardiacas y tienen la misma relevancia para el tratamiento en este grupo de edad. Un ejemplo de estas cardiopatías adquiridas es la enfermedad de Kawasaki, que si se diagnostica de manera temprana nos permite un manejo adecuado de este padecimiento, con la finalidad de reducir la inflamación de la pared de las arterias coronarias, prevenir la trombosis coronaria y mantener un seguimiento estricto y periódico. El pediatra japonés Tomisaku Kawasaki describió por primera vez esta enfermedad en 1967. Su incidencia es de 10 a 150 por cada 100,000 niños. No se consideraba una enfermedad mortal hasta 1971, cuando son publicados varios casos de fallecimientos de niños por infarto del miocardio.
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