Autor: L. A. José Luis Hernández Tlapala
“A pesar de que el concepto de familia se ha
transformado y su estructura ha evolucionado en
las últimas décadas, las Naciones Unidas
considera que ella constituye la unidad básica
de la sociedad.”
Centro de Información de la ONU
La familia es la base de la sociedad, y es la célula primaria de la humanidad. La familia existe a partir de la unión de un hombre y una mujer, de su vínculo de amor y de respeto, de los valores recibidos y heredados por generaciones, desarrollados y cultivados, dentro de un contexto cultural específico.
Esta unión da su fruto en la deseada descendencia, gracias a la cual la humanidad se ha perpetuado desde antiguo.
El papel del hombre, como padre, y de la mujer, como madre, en el seno familiar, se ha ido moldeando a lo largo de la historia, adaptándose a las diferencias de pensamientos y de creencias, pero sin perder nunca de vista su esencia y su razón de ser.
En los meses de mayo y junio, en nuestro país celebramos a las dos grandes figuras que son los pilares de la familia mexicana: la madre y el padre; figuras a las que en nuestro contexto rendimos honor y respeto, como referentes de quienes somos, gracias a su ejemplo y educación. Los padres son los pilares de la estructura familiar, de las comunidades y de la sociedad. Aunado a ello, son quienes cuidan y enseñan a sus hijos a llevar una vida feliz y productiva.
A nivel nacional e internacional existen muchos factores contrarios a la labor de las madres y los padres, como la violencia intrafamiliar y la violencia en general; el abandono y la migración; enfermedades como el VIH/SIDA y riesgos antes, durante y después del embarazo, así como un desigual acceso a la educación. Lo anterior pone en relieve la necesidad profunda y universal de figuras paternas y maternas positivas en las familias.
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