El apio se cree que es originario de la cuenca mediterránea. Su cultivo con fines medicinales se sitúa desde 850 antes de nuestra era. En Ayurveda la semilla se utilizaba para el tratamiento de los siguientes malestares: resfriados, gripe, retención de líquidos, mala digestión, varios tipos de artritis y enfermedades del hígado y el bazo. Se han encontrado guirnaldas tejidas de apio silvestre en tumbas egipcias.
Aunque el origen del apio se sitúa en el Mediterráneo, se encuentran en zonas tan variadas como el sur de Suecia, las Islas Británicas, Egipto, Argelia, la India, China, Nueva Zelanda, California y porciones más austral de América del Sur.
Por ser fuente de vitaminas y minerales, los efectos positivos para la salud son innumerables y se le asocia con el buen funcionamiento del sistema digestivo y cardiovascular, etc.
Algunos de sus beneficios son:
- Tiene vitaminas B y K, así como ácido fólico y minerales como el potasio, magnesio, calcio, sodio y hierro.
- Es rico en nutrientes con efecto antioxidante.
- Tiene virtudes diuréticas y depurativas.
- Por su contenido de apigenina, contribuye a la buena salud cardíaca.
Se ha determinado que esta versátil verdura desempeña un rol de regulador dietético, por sus características saciantes y diuréticas, debido a que, el 90% de su composición es agua.
Las principales propiedades del apio se fundamentan en su aceite esencial, el cual es abundante en selineno, cimol y limoneno, además de contener vitamina C, hierro, fósforo, calcio y magnesio, polifenoles, taninos y flavonoides.
Por estas características, el consumo de apio es muy saludable.