Es una enfermedad relativamente frecuente que se produce cuando el músculo cardiaco está afectado, es decir, pierde la capacidad para bombear la sangre al resto del cuerpo de forma eficaz.
Esta patología suele aparecer en personas jóvenes y es una de las principales razones para ser sometido a un trasplante de corazón. Se distinguen tres tipos:
- Miocardiopatía dilatada (consecuencia del debilitamiento de la acción de bombeo del corazón).
- Miocardiopatía hipertrófica (caracterizada por una hipertrofia ventricular).
- Miocardiopatía restrictiva (ocasionada por la rigidez de las paredes ventriculares).
Las infecciones virales son una de las principales causas que desencadenan esta patología. En algunos casos, la miocardiopatía es el resultado de cardiopatías congénitas complejas. También puede tener su origen en una anomalía genética.
Sin embargo, los fallos del músculo cardiaco se pueden producir principalmente por tres causas:
- Tener una mala contracción que impide que el corazón se vacíe de forma adecuada y completa.
- Tener una mala relajación que no permite al corazón llenarse adecuadamente.
- Que se den simultáneamente una mala contracción y una mala relajación. Esto impide que el corazón bombee la cantidad óptima de sangre.
Los síntomas varían en función del tipo de miocardiopatía que sea.
La mejor forma de prevenir que se desarrolle una miocardiopatía es conocer los factores de riesgo de las enfermedades que la originan e intentar modificar el estilo de vida para evitar que aparezcan.
Mantener la presión arterial en los niveles recomendados y seguir una alimentación rica en vegetales, frutas y legumbres.