Las brechas de género en todo el mundo son muy importantes y en numerosos casos parece que el mundo es un lugar hostil para las mujeres a pesar de los esfuerzos de gobiernos, organizaciones internacionales, movimientos activistas con gran influencia en los medios y esfuerzos hormiga desde cada trinchera personal; sin afán de ver el vaso medio vacío, me permitiré compartir algunos datos sobre este tema. De acuerdo con Caroline Criado Pérez, autora del libro Invisible Women,1 son muchos los aspectos en que todavía se vulneran los derechos de las mujeres, lo que se traduce en un menor acceso a la educación, a la seguridad, a la salud, a las pensiones justas (entre otros aspectos), uno de ellos, muy relevante, constituye el acceso a la remuneración y distribución equitativa del trabajo.
A nivel mundial se considera que las mujeres desempeñan hasta 75% del trabajo no remunerado, de acuerdo con la OCDE, 2 las mujeres en México dedican hasta cuatro horas más a este tipo de trabajo que los hombres, el INEGI, por su parte, reportó (2020-12-03)3 que el porcentaje del trabajo no remunerado en el Producto Interno Bruto fue de 27.6%, del cual las mujeres aportan el 20.2% y los hombres 7.4%. Por otra parte, el salario promedio que reciben las mujeres mexicanas sigue siendo más bajo que el de los compatriotas hombres,4 de igual forma, la ocupación de posiciones de toma de decisiones, como empleadores y trabajadores por cuenta propia, sigue siendo más alta para los hombres que para las mujeres. Como en otros muchos aspectos, ahora se añade el efecto negativo de la pandemia de Covid-19, que sacó a relucir que las mujeres trabajadoras de la salud en el mundo se protegen con equipos hechos a la fisonomía y dimensiones del hombre y no a las propias del cuerpo femenino,1 situación que resulta menor frente al aumento de violencia contra la mujer, pues de acuerdo con ONU mujeres,5 la forma más común de violencia es el abuso verbal (50%), luego el acoso sexual (40%), el abuso físico (36%), la imposibilidad de satisfacer las necesidades básicas (35%) y la privación de acceso a los medios de comunicación (30%). Siete de cada 10 mujeres encuestadas sostuvieron que la violencia de género es habitual en su comunidad. La mayoría de ellas aseguraron que la Covid-19 agravó el problema. En México, los presuntos delitos de feminicidio se incrementaron del 2018 (896) al 2019 (947) y nuevamente en el 2020 (949).6
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