In memoriam Dr. Agustín Villarreal González
Autora: Alma Lilia Plascencia Curiel
“La vida no es como la viví sino como quiero recordarla para narrarla”, escribió Gabo.
Este invierno lo sentí y recibí con anticipo. Un día gris de inusual lluvia para la época, con el mensaje que oprimió mi pecho y eso, es recordar, pasar por el corazón; ahí leí las palabras: “acaba de fallecer el doctor Villarreal”.
Durante 43 inviernos, él había recorrido el Instituto y como jefe del noveno piso, por la asiduidad de su labor, lo había convertido en extensión de su casa. Había organizado los festejos decembrinos con inclusión de todo el personal de los varios turnos y su preferencia de cubrir las guardias en ese mes.
Mi memoria, acervo selectivo, a veces evanescente, me lleva al momento de su nombramiento como jefe del Departamento de Pensionistas. Se iniciaba una relación laboral de respeto entre nosotros que se extendería por 25 años y a nuestras familias. Compartíamos luces y sombras de trabajo y algo de nuestras vidas. Aún hoy acude a mí mente la forma como iniciaba su rutina diaria de visita a los pacientes de piso, acompañado por los médicos residentes, entonces sus comentarios le eran muy propios: entre broma, indicación médica y reclamo.
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