Cada 22 de febrero se conmemora el Día Mundial de la Encefalitis, una jornada que busca educar a las personas sobre qué es esta enfermedad, qué la causa, cómo prevenirla y por supuesto la forma más adecuada de tratarla.
La encefalitis es una enfermedad muy poco frecuente. La mayoría de los casos se dan en niños, ancianos y otras personas con sistemas inmunitarios debilitados (debido al VIH/SIDA, el cáncer, etc.).
Síntomas
Puesto que la encefalitis puede seguir o acompañar a enfermedades virales comunes, pueden aparecer signos y síntomas propios de estas enfermedades antes de la encefalitis. Sin embargo, lo más frecuente es que la encefalitis aparezca sin previo aviso.
Hay tres grupos de virus que son las causas más frecuentes de la encefalitis:
- Los virus del herpes.
- Los virus y otros gérmenes transmitidos por insectos.
- Los virus que causan enfermedades como el sarampión, las paperas y la rubeola. Gracias a las vacunas, hoy en día, es raro que la gente desarrolle encefalitis como consecuencia de estas enfermedades.
Para diagnosticarlo, los médicos usan varias pruebas, incluyendo las siguientes:
- Pruebas de diagnóstico por imagen.
- Electroencefalograma (EEG), que registra las señales eléctricas cerebrales, para detectar la presencia de ondas cerebrales anormales.
- Análisis de sangre para detectar posibles bacterias o virus en la sangre del paciente.
- Punción lumbar, donde se recoge líquido cefalorraquídeo (el líquido que rodea el cerebro y la médula espinal) para detectar posibles signos de infección.
La gran mayoría de personas que contrae una encefalitis se recuperan por completo. En algunos casos, la inflamación cerebral puede causar problemas duraderos, como trastornos del aprendizaje, problemas en el habla, pérdidas de memoria o falta de control muscular. En estos casos, puede ser necesaria la logopedia, la fisioterapia, y/o la terapia ocupacional.
La encefalitis no se puede prevenir, pero se puede intentar evitar aquellas enfermedades que pueden desembocar en ello.
