Autora: Q.F.B. Rosa Isaura Oseguera
Adscrita a la Unidad de Calidad
Las organizaciones de salud son sistemas complejos en los que convergen diversas actividades (administrativas y clínicas) y en las que participa personal multidisciplinar de salud.
Es común que los pacientes que ingresan a un servicio de hospitalización reciban como parte de su proceso de atención, intervenciones y cuidados que van desde la dotación de dietas hasta la realización de procedimientos de alto riesgo. En todos ellos participa diferente personal multidisciplinario, el cual siempre busca brindar atención de calidad y colaborar para mejorar la salud de la persona, sin embargo, el error humano en la actividad profesional puede llegar a generarse por diferentes factores y ocasionar un daño a los pacientes.
La complejidad de los procesos, la diversidad de profesionales que intervienen, los nombres y apellidos iguales o similares de los pacientes, han creado la necesidad de estandarizar su identificación correcta, de tal manera que quienes intervienen en su atención puedan conocer la identidad de cada persona atendida en todo momento y asegurarse antes de realizar cualquier procedimiento.
En septiembre de 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer que cada año se producen 134 millones de eventos adversos, por una atención poco segura en los hospitales, siendo probablemente una de las 10 primeras causas de muerte a nivel mundial.1
En México, a través de los años, la Secretaría de Salud ha trabajado para atender los problemas relacionados con la atención de los pacientes en coordinación con el Consejo de Salubridad General (CSG) y la Dirección General de Calidad y Educación en Salud (DGCES), creando 8 Acciones Esenciales para la Seguridad del Paciente, con base en el análisis de los daños no intencionados al paciente en establecimientos de Salud.
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