EEN. Adaí Ramírez Guzmán
Coordinadora de la especialidad de Enfermería del Neonato INPer – UNAM
El desarrollo de la alimentación enteral ha sido un hito de gran importancia en la atención del neonato ya que para lograr su egreso hospitalario además de tener estabilidad fisiológica y crecimiento ponderal óptimo es necesario que logre la organización del patrón de alimentación.
El proceso de alimentación permite una adecuada hidratación y nutrición, satisface los requerimientos para el desarrollo de todos los sistemas y aparatos, genera experiencia vincular inicial significativa e instala patrones motores orales tempranos necesarios para el desarrollo posterior del balbuceo, habla y lenguaje.1 La prioridad ha sido establecer una alimentación organizada una vez que se logra la madurez gestacional, sin embargo, existen circunstancias médicas y una falta de madurez funcional que pueden retrasar el desarrollo de habilidades para la alimentación.
• Fisiología y maduración del desarrollo de la alimentación
Un factor importante es la maduración de la función gastrointestinal. El intestino primitivo comienza su morfogénesis durante la tercera semana cuando los pliegues laterales, cefálico y caudal del embrión comprimen al saco vitelino e integran su pared dorsal al celoma intraembrionario para formar el intestino primitivo el cual está constituido por dos hojas: el endodermo internamente y el mesodermo rodeándolo. En el embrión el aparato digestivo se extiende desde la membrana bucofaríngea hasta la cloaca y se divide en: intestino faríngeo anterior, medio y posterior. (Imagen 1) 2. El feto comienza a deglutir el líquido amniótico entre las semanas 11 a 12 de gestación, entre las semanas 18 a 20 aparecen movimientos de succión y es hasta el término de la gestación que el feto puede deglutir y hacer circular casi 500 ml de líquido amniótico.
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