La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que unos 350 millones de personas en todo el mundo tienen diabetes y considera que la cifra podría duplicarse en las próximas dos décadas.
La diabetes es una enfermedad que se presenta cuando el nivel de glucosa en la sangre, también conocido como azúcar en la sangre, es demasiado alto. La glucosa en la sangre es la principal fuente de energía y proviene de los alimentos. La insulina, una hormona que produce el páncreas, ayuda a que la glucosa de los alimentos ingrese en las células para usarse como energía. Algunas veces, el cuerpo no produce suficiente o no produce nada de insulina o no la usa adecuadamente y la glucosa se queda en la sangre y no llega a las células.
Con el tiempo, el exceso de glucosa en la sangre puede causar problemas de salud. Aunque la diabetes no tiene cura, la persona con diabetes puede tomar medidas para controlar su enfermedad y mantenerse sana.
Los problemas que puede causar la diabetes pueden ser graves. Sin embargo, mantener las concentraciones de azúcar en sangre lo más cerca posible de la normalidad puede ayudar a prevenirlos.
Un estudio a gran escala mostró que las personas con diabetes tipo 1 que se medían la concentración de azúcar en sangre cuatro veces al día o más y ajustaban la dieta y el ejercicio físico a esas lecturas tenían un menor riesgo de desarrollar enfermedades oculares, problemas renales, lesiones neuronales y colesterol alto (uno de los principales factores de riesgo de las enfermedades cardíacas).
Ante el gran número de casos de diabetes, varios expertos nos ofrecen sus recomendaciones para mantener la enfermedad bajo control:
- Evitar recuperar peso tras seguir una dieta de adelgazamiento.
- Tener cuidado con los productos “light”.
- Hacer ejercicio físico.
- Comer tres veces al día la cantidad adecuada y a la misma hora todos los días.
- Beber agua y bebidas sin azúcar.
Estas recomendaciones, junto a un estilo de vida saludable, contribuirán a un mejor control de la enfermedad.