Estudios muestran que los rasgos de personalidad como el optimismo y pesimismo pueden afectar muchas áreas de la salud.
Cuando hablamos de bienestar emocional nos referimos al estado de ánimo en el cual nos sentimos bien, tranquilos y somos capaces de hacer frente a las presiones del día a día.
Para lograr el bienestar emocional necesitamos encontrar un balance en todos los aspectos de nuestra vida: física, mental, emocional y espiritual.
La calidad de nuestro pensamiento es esencial para desarrollar una buena salud mental. De la misma manera que nuestro cuerpo enferma, así también la mente enferma cuando se alimenta de pensamientos negativos. La vida y las circunstancias cambian continuamente, por tanto nuestro carácter, pensamientos y sentimientos también varían.
Es necesario mantener la mente fresca, despejada, libre, sin crear ideas negativas, ni conservar malos recuerdos que consuman nuestra energía. Nuestra mente es como una casa, hay que mantenerla limpia para que sea habitable.
El fomentar el pensamiento positivo, no significa que no se quiera ver la realidad o ignorar las situaciones menos agradables de la vida. El pensamiento positivo es enfrentar lo desagradable de una manera más optimista y productiva.
Los investigadores continúan explorando los efectos del pensamiento positivo en la salud. Los beneficios para la salud que puede proporcionar incluyen:
- Aumento de la expectativa de vida.
- Menores tasas de depresión.
- Niveles más bajos de angustia.
- Mayor resistencia al resfriado común.
- Mayor bienestar psicológico y físico.
- Mejor capacidad de afrontar una situación difícil durante las dificultades y los momentos de estrés.
Algunos tips para mejorar la calidad de tus pensamientos pueden ser:
- Identifica las áreas de tu vida en las que sueles pensar de forma negativa, y abórdalas desde un punto de vista con mayor optimismo.
- Durante el día, detente y evalúa lo que estás pensando.
- Busca el humor en situaciones cotidianas.
- Realiza ejercicio, ya que influye positivamente en el estado de ánimo y reduce el estrés.
- Rodéate de personas positivas.
- No te digas nada a ti mismo que no le dirías a otra persona.
- Sé amable y alentador contigo mismo.
- Piensa en las cosas por las que estás agradecido en tu vida.
Aprender a convertir el pensamiento negativo en pensamiento positivo, es un proceso que requiere tiempo y práctica, ya que se está creando un nuevo hábito.