Los agricultores mexicanos aportan 0.8% del ajonjolí que se cosecha en el mundo, su rendimiento es 1.9 veces mayor al del líder mundial. Poniendo a México en el lugar número 15 como productor mundial.
El ajonjolí es una planta herbácea de semilla oleaginosa que alcanza hasta 1,50 m de altura, su cultivo es anual y su ciclo puede variar entre 90–130 días dependiendo de la variedad y las condiciones ecológicas.
Esta planta es cultivada en los países de Oriente Medio y en la India, de donde es originaria.
El 70 por ciento de la producción mundial se destina a la elaboración de aceites y harinas, la industria alimentaria es el principal segmento de mercado. El ajonjolí posee un alto valor nutritivo y su aceite es de mejor calidad que del resto de oleaginosas.
El perfil nutricional de esta semilla, está formada principalmente por ácidos grasos insaturados (poli y monoinsaturados), también aporta proteína vegetal y fibra.
En cuanto a los micronutrientes, el ajonjolí es fuente de minerales como magnesio, fósforo, hierro, calcio, zinc, potasio. Estas diminutas semillas nos aportan vitaminas del grupo B como la B1 o Tiamina, folato o B9 y vitamina E.
Algunas propiedades de las semillas son:
- Contribuye a reducir los niveles de colesterol en sangre debido principalmente a su contenido en lecitina (ácido graso insaturado).
- Contribuyen a regular y mejorar la función intestinal debido al contenido en fibra que poseen.
- Es una excelente fuente de proteína vegetal para veganos para incorporar a una dieta habitual.
- Nos proporciona hierro, un micromineral que participa en diferentes funciones en nuestro organismo: es imprescindible para transportar el oxígeno, participa en la producción de hemoglobina y de colágeno.
- Ayuda a mantener nuestros huesos fuertes.
Para poder aprovechar las bondades, es imprescindible que las tomemos con medida, además de un estilo de vida saludable.